El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) posee más de 50 años de experiencia en Control Biológico, y ante este nuevo escenario de Emergencia Agrícola ya está coordinado y abocado a la investigación y transferencia para poder poner freno al mal que aqueja a las frutillas.
Santiago, 30 de agosto de 2022.- Desde su rol como entidad técnica, el INIA asiste al resto de los servicios que dependen del Ministerio de Agricultura, trabajando en la investigación y desarrollo de nuevas herramientas que permitan a los agricultores contrarrestar el daño ocasionado por Aphelenchoides fragariae, (nemátodo de la frutilla), recientemente detectado por el SAG y que afecta a la pequeña agricultura de la zona central y centro-sur.
En este sentido, la institución apoyará al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) en el monitoreo y diagnóstico, a través de laboratorios de los centros regionales Quilamapu y La Platina, ubicados en las regiones de Ñuble y Metropolitana respectivamente, los que ya han comenzado conversaciones técnicas al respecto. “Desde el Ministerio, se convoca a todos los servicios para un trabajo conjunto y coordinado para entregar respuesta rápida a los productores de frutillas. Indap está haciendo un levantamiento de información de los afectados, el SAG está monitoreando y fiscalizando todos los huertos con posibles contagios y nosotros, desde los centros regionales, aportaremos con el conocimiento que tenemos en manejo de plagas y la extensión y transferencia en el territorio”, destaca la directora nacional de INIA, Iris Lobos.
Además, el Centro Regional de investigación La Platina, comenzará durante las próximas semanas, la investigación Estudio de la eficacia de nematicidas en el control de nemátodo foliar, financiada por el FIA, a cargo del nematólogo Pablo Meza, para evaluar moléculas o productos químicos certificados y disponibles en el mercado que puedan ser aplicados con seguridad en los predios afectados.
“La primera etapa de la investigación que está por comenzar durante los próximos días, consistirá en realizar evaluaciones bajo condiciones de invernadero en La Platina de distintas alternativas disponibles en el mercado nacional. En paralelo y con la debida autorización del SAG, se realizará una evaluación en campo para establecer lo más rápido posible, la eficacia de los productos seleccionados en el control de este nemátodo”, señala Pablo Meza.
Se ha establecido un plazo de diez meses para entregar los primeros resultados e información relevante, y en caso de que se obtengan resultados positivos, los agricultores podrán contar con una herramienta inicial para la próxima temporada. De esta forma, el SAG puede emitir una resolución exenta que autorice la utilización de emergencia de los primeros productos para el control en campo.
Para la prevención del ingreso de este nemátodo a un predio “siempre se debe trabajar con plantas libres del nemátodo, certificadas en viveros, además de evitar el ingreso de nemátodos en suelo adherido a neumáticos de maquinarias, en palas o herramientas y en todo el material que puede ingresar estos fitoparásitos al campo. En esta etapa temprana del ingreso del nemátodo al país, es fundamental que los productores se acerquen al SAG para permitir la fiscalización y obtener un diagnóstico certero que contribuirá a dimensionar la dispersión del nemátodo y evitar su propagación” señala Meza.
Hongos como controladores biológicos
INIA posee una trayectoria de cinco décadas en el desarrollo del control biológico para contrarrestar plagas y enfermedades agrícolas. En ese período, ha incrementado su orientación a esta disciplina, conformando en la actualidad un grupo de más de 20 profesionales de distintas especialidades, principalmente en las regiones de Valparaíso, Metropolitana y Ñuble, agrupando al mayor número de especialistas en control biológico del país.
En este contexto, en 2014 INIA abrió en el Centro Tecnológico de Control Biológico de Chillán, una nueva línea de investigación basada en el uso de hongos nematófagos (hongos microscópicos que se alimentan de nemátodos). “La ventaja de estos hongos es que actúan desde el interior de la planta, lo que no pueden hacer los productos químicos”, sostiene la investigadora Lorena Barra, quien lidera los estudios de estos hongos endófitos.
La especialista indicó que una de sus líneas de investigación está orientada al control biológico de nemátodos fitoparásitos y que “fácilmente se puede orientar a trabajar con el nemátodo de la frutilla”. Explicó que, por el momento, tiene presentado un proyecto de investigación a fondos FIC de la Región del Maule, con la finalidad de controlar nemátodos en vides y en plantas de tomate. “En el caso de que el Gobierno Regional del Maule lo requiriera, podríamos reorientar el proyecto sin problema, porque en el fondo lo que queremos es estudiar un hongo que controle nemátodos”, aunque precisó que “lo ideal sería que el Gore Maule abriera otra línea, para poder hacer un trabajo específico en frutilla y con este nemátodo en especial”.
Lorena Barra destacó que cuenta con la ventaja de tener identificadas (en la Colección Chilena de Recursos Genéticos Microbianos en INIA Quilamapu) 34 cepas de hongos que tienen una acción nematófaga, y, por lo tanto, potenciales controladores del nemátodo de la frutilla. “Estamos estudiando cómo actúan directamente, cómo podrían actuar como endófitos, y cómo podemos complementarlos con alguna especie de elicitor (moléculas) que permitan, entre ambos, aumentar el potencial de control”, enfatizó la especialista.
Acerca de INIA
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación, desarrollo e innovación agroalimentaria de Chile. Vinculada al Ministerio de Agricultura, cuenta con presencia nacional y un equipo de trabajo de más de 1.000 personas altamente calificadas. Ejecuta al año un promedio de 400 proyectos en torno a 5 áreas estratégicas: Cambio Climático, Sustentabilidad, Alimentos del Futuro, Tecnologías Emergentes, y Extensión y Formación de Capacidades. Estas iniciativas contribuyen al desarrollo agroalimentario sostenible del país, creando valor y proponiendo soluciones innovadoras a los agricultores, socios estratégicos y la sociedad, generando una rentabilidad social que varía entre 15% y 25%, por cada peso invertido en cada uno de sus proyectos.
INIA, más de 55 años liderando el desarrollo agroalimentario sostenible de Chile.
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