Con casi dos décadas de funcionamiento, la unidad que cuenta con certificación orgánica en la producción de berries, ha sido clave en el desarrollo de investigación, trasferencia tecnológica y extensión en producción con criterios agroecológicos, lo que estimula la visita permanente de grupos de agricultores, estudiantes, profesionales del agro e interesados en esta disciplina de creciente interés.
La agroecología se preocupa de recuperar y conservar el medio ambiente, y lograr producciones de buena calidad de manera sostenida en el tiempo, manteniendo buenos rendimientos”, sostuvo la investigadora de INIA Quilamapu, Cecilia Céspedes, al explicar el interés que en el último tiempo esta disciplina científica ha despertado en profesionales del agro y especialmente en los jóvenes.
La especialista, junto a la ingeniera agrónoma Sigrid Vargas, lidera el equipo del Faro Agroecológico de INIA Quilamapu, ubicado en el Campo Experimental Santa Rosa, en las afueras de Chillán. Esta última recalcó que las prácticas agroecológicas incorporan aspectos ambientales, sociales y económicos en los sistemas agrícolas, que respetan la cultura local y que son resilientes a los efectos que genera el cambio climático. La profesional detalló que la agroecología promueve el “diálogo de saberes entre los actores del territorio como también la seguridad y soberanía alimentaria de las comunidades rurales, junto a la oferta de productos saludables para la sociedad”.
El Faro Agroecológico de INIA, ha sido el lugar adecuado para el desarrollo de investigación, trasferencia tecnológica y extensión en producción con criterios agroecológicos y producción orgánica en los últimos 20 años. Es por ello que esta unidad es regularmente visitada por delegaciones de productores, estudiantes y profesionales del agro durante todo el año. La más reciente visita correspondió al Diplomado de Agroecología 2022 del Centro de Educación y Tecnología, CET Biobío, oportunidad en que sus 40 alumnos pudieron conocer las labores propias de la temporada invernal, como las rotaciones anuales de cultivo y el manejo orgánico con base agroecológica para el control de la mosca Drosophila suzukii en huertos orgánicos certificados de mora híbrida y arándanos, y la elaboración, manejo y uso de compost.
Sigrid Vargas, coordinadora del Faro Agroecológico, junto con destacar la presencia de los alumnos del Diplomado (provenientes desde La Serena a Chaitén), indicó que “estas actividades de extensión permiten observar y discutir en terreno con profesionales, técnicos y estudiantes, resultados de investigación, las ventajas y desafíos que plantean tanto las tecnologías y prácticas agroecológicas como la certificación orgánica”. En específico, valoró las instancias de participación diversas e inclusivas que se generan, además de resaltar la generación de “redes de trabajo público-privadas que aportan al desarrollo de la agroecología en los diferentes territorios a lo largo de nuestro país”.
La visita del primer grupo de la generación 2022 del Diplomado en Agroecología, se enmarcó en un convenio de cooperación de más de 20 años entre INIA Quilamapu y el CET Biobío. Las actividades contemplaron una charla de manejo sostenible del suelo, y elaboración, manejo y uso de compost de calidad acorde a la Norma Chilena de Compostaje NCh2880. Certificación orgánica El Faro Agroecológico de INIA Quilamapu se gestó en 2003, para ser un área de difusión de los resultados de ensayos en agricultura orgánica.
En 2010 obtuvo su certificación orgánica para la producción de berries (mora híbrida y arándanos), lo que proporcionó certezas y mayor credibilidad frente a los agricultores y equipos técnicos visitantes. Sobre este aspecto, la investigadora Cecilia Céspedes explicó que en el Faro de Agroecología se hace investigación en sistemas productivos propios del centro sur de Chile, para dar respuesta a las inquietudes de agricultores, equipos técnicos, estudiantes y a la sociedad en general. “Durante todo el año recibimos a grupos interesados en conocer información disponible en producción con criterios agroecológicos, particularmente en hortalizas, berries y rotaciones de cultivos anuales (cereales, leguminosas de grano, papas, abonos verdes entre otros)”.
Junto a lo anterior, la agrónoma destacó el fuerte énfasis en el manejo sostenible del suelo, aspecto donde están incorporados la preparación y uso de biopreparados como compost, bokashi, lombricompost y té de compost, todos ellos fertilizantes naturales de creciente uso y prestigio.